El limpiador facial es el paso fundamental en cualquier rutina de cuidado de la piel, diseñado para eliminar de forma suave pero eficaz la suciedad, el exceso de grasa, el maquillaje y las impurezas sin alterar la barrera natural de la piel, a diferencia de los jabones agresivos que eliminan la humedad. Las variadas fórmulas de los limpiadores faciales de marca blanca se adaptan a todo tipo de piel: variantes espumosas para pieles grasas/mixtas que limpian profundamente los poros, opciones en crema que nutren la piel seca/sensible y tipos de gel que ofrecen una frescura ligera. Infundido con ingredientes beneficiosos (p. ej., aloe vera, vitamina E, ácido salicílico), alivia la irritación, previene los brotes y mantiene la hidratación mientras limpia. De enjuague rápido y no graso, deja la piel con una sensación de frescura, no tirante. Muchos limpiadores faciales de aminoácidos tienen un pH equilibrado para favorecer la salud de la piel, y el envase apto para viajes añade comodidad. El uso regular mantiene los poros limpios, aumenta la absorción del producto y sienta las bases para una piel sana y radiante.